Si lo fuese, no habría tanta gente practicándolo. Pero vamos más allá todavía. No es peligroso pero sí hay que hacerlo con cabeza. Y eso, tan evidente, es lo que da en qué pensar. Muchas veces se ven esquiadores que bajan por lugares casi imposibles para su nivel.
Esto puede ocurrir por varios motivos. Uno es que los esquiadores «profesionales» con los que ha ido quieren hacerle bajar por una pista que se adecue a las necesidades que ellos tienen para divertirse y donde además puedan impresionar a éste debutante en una pista difícil para que posteriormente comente lo bien que lo hacen. Otro; porque «yo no me corto un pelo y bajo por donde sea como los demás» o porque «no voy a quedarme yo sólo». Estos son motivos para hacerse daño, lógicamente, y lo repito, lógicamente. Por eso si no ocurren más cosas es porque los Ángeles de la Guarda hacen horas extra en las estaciones. Seguro.
Hay mucho desaprensivo por las pistas que no le tiene el respeto que merecen. ¡Miedo no! ¿Por qué le vamos a tener miedo a algo que no es obligatorio hacer? Muchas personas creen que cuando vayan a la montaña les van a «tirar por un precipicio». En fin. Dichos más absurdos hemos oído. O que «se van a matar». Imposible no hay nada pero si tan peligroso fuera esquiar os aseguro que el primero que no lo haría sería yo. Por esa regla de tres los aviones se caen, ¿no? ¿Entonces porqué los pilotos viven tan tranquilos?
¿De verdad creéis que poniéndoos unos esquís en parado en un plano os vais a lesionar? La respuesta es sencilla. Pero cuando os los hayáis puesto, enseguida querréis comenzar a caminar con ellos. Y cuando vayáis caminando querréis empujaros con los bastones para deslizar, ya que observais que no pasa absolutamente nada. Y poco a poco cuando estéis seguros iréis avanzando a vuestro ritmo o al que el profesor os indique, pero ¿en que cabeza cabe que os vayan a subir a una pista negra el primer día?
Aún así hay personajes que lo hacen y después critican al esquí como «deporte peligroso». Sin comentarios.
